Bajo los cielos de Asia

La verdad es que me siento afortunado. Desde que el transporte público abrió para mi una nueva era, esa en la que los libros no son simple elementos de decoración que acumulan polvo en las estanterías, son muchos los maravillosos relatos que han enriquecido mi vida. 

El último, es de esos que tocan hueso, y hablo subjetivamente ... no espero que nadie compre o deje de comprar este libro, simplemente es de esos libros que cuando leo ... noto una conexión emocional con la persona.

Una cosa es cierta, es habitual que lea libros técnicos (de fotografía, cocina y evidentemente software y emprendeduría) y libros de talante aventurero y personal (Ajram, Born To Run, Tocando el vacío, y alguno más)

Le ha tocado a Iñaki Ochoa de Olza, un himalayista ... que bien suena eso. Noto en mi interior sin estar allí, que estoy conectado con ese lugar (quizá es por que me peino como los nativos del lugar), me muero de ganas de estar en el Nepal, sin engañarme idealizando el lugar, a riesgo de que la cruda realidad me mee los pies... simplemente es una sensación. Parecida a la que siento por otras tierras inhóspitas (Nueva Zelanda, Groenlandia, etc)


Las memorias de Iñaki, que como muchos sabréis, murió después de días de lucha en el Annapurna ... en el 2008, me han enganchado por que están escritas por alguien como nosotros, con matices, pero como nosotros, y que escribe tal y como piensa, tal y como siente, sin filtro. Puedes estar de acuerdo o no, pero no intenta gustar ... simplemente expresa lo que siente, como lo siente. Y digo con matices, por que para mi, alguien que decide romper moldes, y dedicar su vida a algo que le apasiona sin pensar en nada más, en como ganarse la vida sin ir más lejos, tendencia capitalista arraigada en la gran mayoría de nosotros ... lo hace, desde la admiración, alguien diferente.

Os dejo un breve fragmento que me heló la espalda precisamente hoy:

Dijo Buda, que debía saber lo suyo, que la felicidad no es algo que esté al final del camino, ni hay un camino hacia ella. Al contrario, la felicidad misma es el camino. Puede pasar. Bob Dylan, algo más flaco pero al menos tan sabio como aquel, dijo por su parte:"¿Feliz?, cualquiera puede ser feliz ¿Cuál es la finalidad?" Mejor todavía,. Y mi amiga Myriam García Pascual, que escuchaba más a Rosendo, escribió en cierta ocasión: "...vivir, que me interesa más que ser feliz". Insuperable.

No dice nada que no resuma la conocida frase de Antonio machado, pero no por ello deja de parecerme inspirador.


Un abrazo,

Comentarios

Entradas populares